En el siglo XX, el arquitecto francés Le Corbusier retomaba el interés hacia el como el epicentro de la actividad creativa. Así crea el Modulor, un sistema de medición basado en la estatura humana, donde las matemáticas se integran perfectamente a la belleza de la anatomía y el paisaje urbano. El cuerpo humano como el centro de todo ya había sido proyectado en el Renacimiento por y subrayado en su icónico dibujo de dos figuras humanas dentro de un cuadrado y un círculo.

Los saltos históricos de estas importantes figuras en el arte y la ciencia estaban basados en los estudios de Marcus Vitruvio, el arquitecto romano que ya en el Siglo I a. de C. se interesó por las proporciones del cuerpo y sus implicaciones matemáticas y filosóficas, que no pierden vigencia en la creación de nuevos espacios y herramientas para facilitar la vida de los seres humanos.

El Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la Facultad de Arquitectura presenta una colección de libros de diseño industrial para especialistas y público en general. El proyecto, iniciado en 2022, empezó con las publicaciones en 2024 y acaba de presentar dos libros donde el peso de las herramientas científicas en la manufactura de los objetos es evidente: Aplicaciones prácticas de la antropometría para el diseño y La cerámica de alta temperatura y su diseño a través del tiempo. Un análisis histórico.

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La antropometría en el diseño se refiere a la aplicación de los conocimientos sobre las dimensiones y proporciones del cuerpo humano para crear productos y espacios que sean cómodos, seguros y eficientes para las personas. Al considerar las medidas antropométricas en el diseño, se pueden evitar problemas de salud, mejorar la productividad y optimizar la experiencia del usuario. El libro con esta temática que se presentó en la Biblioteca Clara Porset del CIDI-UNAM, retoma una investigación sobre una base de datos de antropometría con poblaciones mexicanas.

Aplicaciones prácticas de la antropometría para el diseño fue escrito por David Sánchez Monroy e Irene Mújica Morales, esta última, quien también coordina el posgrado en diseño industrial de la Facultad de Arquitectura, señala que el libro trata sobre cómo el ser humano debe estar en armonía con los espacios y objetos que lo rodean y una forma de lograrlo es con la detallada medición del individuo habita estos espacios y utiliza estos objetos.

Mújica Morales afirma que no existía una base de datos que contemplara a personas mexicanas, pues la mayoría de los diseños se basan en mediciones de los 70 realizadas por Julius Panero. “La base de datos fue obtenida de militares estadounidenses que anatómicamente no son referentes para nuestras poblaciones. Aunque en antropometría no se pueden sacar muestras representativas, sí se pueden obtener referentes de las proporciones anatómicas”.

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Es así que Mújica señala que para su publicación integraron una base de datos obtenida por David Sánchez con trabajadores de PEMEX y otras personas con diferentes actividades económicas, que se integra a otros cinco años de recolección de datos entre trabajadores que laboraban para diferentes empresas.

La especialista dice que algunos de los retos metodológicos fueron la logística para estandarizar técnicas de medición y seguir una correcta calibración de equipos para evitar sesgos. Finalmente, 15 entidades del país fueron contempladas para realizar la investigación entre adultos de ambos sexos de 18 a 65 años.

Con referentes históricos, así como esquemas claros de las mediciones, este libro describe e ilustra con detalle los 51 parámetros antropométricos más importantes, la forma correcta de registrarlos y las medidas generales esenciales a partir de sus investigaciones. El resultado es un libro de acceso gratuito para especialistas en diseño, pero también para quienes quieran indagar en el uso de las herramientas científicas para valorar la diversidad biológica de nuestro país.

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La también especialista en medicina del trabajo asegura que los problemas músculo esqueléticos ocupan estadísticamente uno de los principales lugares de consultas registradas en el IMSS y si bien es cierto que tienen correspondencia a problemas de salud pública ligados a la obesidad y el sedentarismo, también están ligados a espacios y objetos de uso cotidiano que no se adaptan armónicamente a las proporciones de nuestros cuerpos.

Mújica señala que una escalera cuyas dimensiones no están acordes a una pisada o una zancada, un encendedor de estufa que no está diseñado para contemplar la fuerza en la mano de una persona de la tercera edad, o incluso, un botón demasiado alejado de la altura del brazo pueden ocasionar problemas de salud y seguridad. Apunta que no se debe olvidar que se diseña para seres humanos y deben ser tomados en cuenta parámetros anotropométricos, características sociales y efectos biomecánicos que al final se convierten en los pilares de la ergonometría.

Cerámica de alta temperatura

El binomio ciencia y arte parece indisoluble en los objetos más cotidianos. El otro libro también presentado recientemente en la biblioteca Clara Porset de la Facultad de Arquitectura, titulado La cerámica de alta temperatura y su diseño a través del tiempo, hace un recuento histórico de este arte, desde el neolítico chino hasta el desarrollo de la cerámica contemporánea en nuestro país, así como los nuevos usos tecnológicos de la misma. La autora, Laura Álvarez del Castillo, hace un recorrido desde el surgimiento, la adaptación y modernización de este arte en diferentes culturas hasta su llegada a Mesoamérica.

También conocida como cerámica de gres o stoneware, los orígenes de la cerámica de alta temperatura datan del 1600 a. de C. Álvarez del Castillo, señala que el libro surge a partir de su tesis de posgrado de diseño industrial en la UNAM. Estando a cargo de un taller de cerámica fundado hace casi dos décadas, la investigación histórica deviene de su interés de producir cerámica de alta temperatura.

Los métodos para producir pastas y vidriados se encuentran en la investigación con un sustento teórico de sus propias obsesiones que buscan contagiar el interés de los lectores. “Creo que el valor del libro es que tiene una información inmediata y útil pensada tanto para especialistas como para lectores en general”.

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El primer capítulo aborda el origen de la cerámica en general hasta llegar a la cerámica de alta temperatura, característica de países como China, Corea y Japón. Para su producción, los hornos tienen que alcanzar alrededor de 1350 grados centígrados, a diferencia de los usos de la cerámica de baja temperatura como el barro que se trabaja alrededor de los 800 grados centígrados. Con su baja porosidad (menos del 1%), este tipo de porcelana se convirtió en un material muy valioso.

Los chinos, a través de la dinastía Han, fueron los primeros en desarrollar la porcelana utilizando una mezcla de caolín y feldespato. La porcelana china era muy apreciada y se exportaba a otras regiones como el mundo islámico. En los capítulos posteriores se habla del furor en Europa tras su llegada desde oriente.

En el viejo continente se experimenta de diferentes formas, como un gres esmaltado con sal y así va trazando su historia en algunos lugares con más fuerza que otros, como Alemania. “En 1700, en Sajonia, surge la primera fábrica europea de cerámica de alta temperatura y a mediados del siglo XVlll se concreta la industrialización de la cerámica en Inglaterra”, apunta la autora.

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La especialista cuenta que en Mesoamérica hay registros de la modernización de la cerámica a partir del siglo XlX en el contexto virreinal, pero la introducción de las técnicas de cerámica de alta temperatura se generan en los años 60 del siglo XX, donde hacen eco algunos nombres como Alberto Díaz de Cossío, Hugo Velásquez y Gustavo Pérez, personajes de quienes se ofrece una semblanza en el libro, al tiempo que aparecen las grandes casas de utensilios de cerámica como Santa Anita o Anfora, entre otros. Incluso se teje un guiño al pasado con la historia de la icónica vajilla de Sanborns.

“El panorama actual del diseño de la cerámica de alta temperatura está enmarcado por muchos eventos, como la Bienal de Cerámica Utilitaria del Museo Franz Mayer, entre otros”, señala la autora y agrega que finalmente los usos de la cerámica de alta temperatura migraron de los usos domésticos, con un rico menú de diseños sobre platos, tazas, pisos y muros hasta llegar a la multiplicidad de usos tecnológicos que se concretan en piezas dentales, bujías de coches y hasta aislantes para torres de alta, media y baja tensión.

Por su parte Ana Cecilia Mejía Serratos, responsable de la biblioteca Clara Porset, afirma que “a partir de la rica producción de la Coordinación Editorial de la Facultad de Arquitectura (FA) sobre temas de diseño, la biblioteca ha sido ejemplo del binomio indisoluble biblioteca-libro, ya que gracias a las presentaciones de libros de esta colección que se han realizado, se ha convertido a la biblioteca en un espacio de cohesión social, de difusión y de integración”, señala y apunta que gracias a estas actividades se puede recuperar y entender a la biblioteca como un ente vivo e integrador.

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María Canal, editora en jefe de la Coordinadora Editorial de la Facultad de Arquitectura (FA), asegura que estos libros surgen por la necesidad de tener una colección de libros sobre diseño industrial, por lo que desde 2024 se han publicado cinco ejemplares y aún hay otro en proceso para presentarse también durante este año.

Además de los dos títulos que se acaban de presentar, la colección inició con: Diseñar y la figura: un proceso cognitivo, 40 años del Posgrado en diseño Industrial. Una nueva retrospectiva y prospectiva del diseño en la UNAM y Trazando el futuro del diseño en el siglo XXl. Reflexiones, análisis y propuestas. Varios de los títulos se pueden encontrar de manera gratuita en el repositorio de la UNAM.

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